En la Francia ocupada por los nazis, el granjero Perrier LaPadite ve que a lo lejos se acerca un automóvil con soldados alemanes. En su cabaña Perrier tiene una tensa conversación en dos idiomas con el carismático Coronel Hans Landa. Pronto sabremos que Landa a venido a meter bala a la familia judía que el francés esconde en su sótano. Esta fue una de las primeras ideas que Tarantino había concebido para su proyecto “Inglorious Basterds”. Sentía que la escena estaba entre lo mejor que había escrito por lo que a lo largo de diez años de revisión y abandono, el guión se resistía a morir en un cajón. Después de “Death Proof”, Tarantino estaba seguro que “tenía que continuar con ella, incluso si no me acababa de gustar del todo”. Y al fin la terminó. En el Festival de Cannes 2009 se estrenó “Inglorious Basterds”. La reacción fue inmensa: miles de sitios webs le rinden homenaje, los críticos no pueden contener sus elogios y el público le ha convertido en la película de Tarantino que mejor ha recaudado en su primera semana de estreno en Estados Unidos (3.82 millones de dólares).
Si a estas alturas todavía no la has visto, ya sea porque estás harto de películas sobre nazis, porque Tarantino te parece muy violento o porque Brad Pitt te cae mal, no tienes idea de qué estás hablando y simplemente te estás perdiendo el mejor estreno del 2009. Pasemos revista al armamento que utilizó Tarantino para su peculiar incursión en el cine bélico.
Cine bélico sin batallas
No hay película de Tarantino donde no se rinda tributo a varias cintas previas. En este caso, el primero en la cola es el film italiano “Quel maledetto treno blindato” (Aquel maldito tren blindado, 1978) de Enzo G. Castellari, que en Estados Unidos se estrenó con el título de “Inglorious Bastards”. Tarantino, que gusta de exhibir sus influencias, amaba esta película y reutilizó el título cambiando sólo una letra (la “e” en “Basterds”, siguiendo la pronunciación del Teniente Aldo Raine, líder de los “bastardos”). Sin embargo, no se trata en absoluto de un remake, la semejanza entre ambas cintas es la presencia de una pandilla de forajidos que durante la Segunda Guerra Mundial salen a complicarle la vida a los nazis. Feliz de haber servido de inspirador, Enzo G. Castellari hasta hace un cameo en el traje de un general nazi. Otra película reverenciada es “The Dirty Dozen” (Los doce del patíbulo, 1967). Un cinta muy exitosa que llamó la atención por su crudeza. Aquí a la escoria del ejército aliado, es decir doce soldados condenados a muerte por crímenes de guerra, le es confiada la misión suicida de asaltar la mansión donde se reúnen los altos mandos del ejército alemán.
“Inglorious Basterds” también es deudora del Spaghetti Western, aquellas películas de vaqueros hechas en Italia durante los 70´s cargadas de exageración, violencia y humor, cuya figura emblemática es el joven Clint Eastwood con su cigarrillo y su poncho. Tarantino ha confesado que en todas sus películas ha tenido como referencia el planteamiento del Spaghetti Western y esta vez se ha acercado más que nunca.
Sin embargo, a pesar de sus influencias “Inglorious Basterds” no podría clasificarse bajo el género bélico, ni bajo cualquier otra etiqueta. Según Tarantino, “dejé fuera todo lo que nunca me atrajo del cine bélico, y me quedé con las cosas que sí me gustaban. Así que nada de tanques, nada de batallas. No se trata de eso, sino de descubrir las cosas misteriosas que sucedían en los países ocupados por los nazis”.
La venganza se sirve fría (o envuelta en llamas)
Al igual que en “Kill Bill”, la venganza está en el centro de la trama. Pero esta vez el arreglo de cuentas no es sólo un asunto personal, sino toda una sacada de lengua a la Historia. Shosanna Dreyfus, la joven judía encubierta que regenta una sala de cine en Paris, es elegida para ser anfitriona de la première de una película de propaganda alemana a la que asistirá hasta el mismo Hitler. Oportunidad imperdible para incendiar la sala y terminar con la guerra de la manera más espectacular. Si ya se han hecho tantas películas esmeradas en recrear el pasado con todo realismo, por contarnos las cosas “tal como fueron”, “Inglorious Basterds” demuestra que cine también puede vengarse de la Historia, jugar con “lo que pudo haber sido”. ¿Acaso no es tarea de los artistas mostrarnos una visión alternativa de este jodido mundo?
Triunfo de un actor “sin gloria”
Se dice que la presencia de Brad Pitt ha sido crucial para que “Inglorious Basterds” haya resultado tan taquillera. Si bien, la cara de este actor, con cicatrices, prótesis en los cachetes y algo envejecida (no sabemos si por el maquillaje) ha sido la imagen que más han rebotado los medios, una vez vista la película no nos cabe duda que la revelación absoluta es el actor austriaco Christoph Waltz. Si bien Pitt está muy bien como el Teniente Aldo Raine, es Waltz en el papel del Coronel nazi Hans Landa quien ha logrado ser el villano más complejo del cine de Tarantino.
Antes de “Inglorious Basterds”, Christoph Waltz de 52 años era un actor prácticamente desconocido fuera de su país, con una gran experiencia en series de televisión y películas de las que no solía sentirse muy orgulloso y que comenzaba a desilusionarse de su vocación. Tarantino audicionó a muchos de actores para un rol que consideraba uno de los mejores que había escrito y para el cual necesitaba un actor con fluidez en alemán, inglés y francés. Insatisfecho con el casting y con el proyecto a punto de quedar estancado, Tarantino conoció a Waltz por quien se decidiría y trabajarían juntos intensamente, quizá tanto como con Uma Thurman para “Kill Bill”. Después de muchas discusiones y horas de ensayo en privado, el Coronel Landa tomaría forma: un sádico genial, un interrogador cortés pero astuto, un políglota carismático cuya habilidad verbal es su arma más nefasta. Waltz la hizo tan bien que fue premiado como mejor actor en el Festival de Cannes y se dice que es candidato fijo a llevarse el Oscar.
Tarantino tiene la costumbre de rescatar actores estancados y ponerlos bajo una nueva luz. Lo hizo con John Travolta para “Pulp Fiction” y salvó su carrera, lo mismo con la diva del blaxplotation de los 70´s, Pam Grier en “Jackie Brown”. Ahora Christoph Waltz tiene por primera vez en su carrera la oportunidad de elegir los roles que desea interpretar entre varias opciones.
Entre otras figuras destacables de este reparto multinacional están Daniel Brühl, el actor joven más conocido del cine alemán actual que pudimos ver en “Adiós Lenin” y “Los edukadores”, interpretando al héroe de guerra Fredrick Zolleruna; la bella Mélanie Laurent, en el papel de Shosanna, que también es directora y fue nominaba nominada a la Palma de Oro por el Mejor Corto en el Festival de Cannes de 2008; al director y compinche de Tarantino, Eli Roth, responsable de la infame “Hostel”, que aquí interpreta al “Oso judío”, miembro de los “bastardos” que se ocupa de reventar cráneos nazis con un bate de beisbol; el comediante Mike Myers interpretando a un militar británico y conteniéndose para no hacer demasiadas muecas.
Música prestada
Especial atención suele recibir por parte de los fans la música en las películas de Tarantino. En sus películas las canciones se imponen, los espectadores, y a veces hasta los personajes, se quedan un instante hipnotizados por su poder que es tan importante como las acciones que acompañan. La música es un ingrediente que Tarantino no tiene miedo de abusar. Sin embargo, en “Inglorious Basterds” la banda sonora es mucho más discreta que de costumbre. Entusiasmado por emular al Spaguetti Western, Tarantino quería que Ennio Morricone, autor de los grandes temas del género, le compusiera el soundtrack. Pero el maestro estaba ocupado con otro proyecto, así que Tarantino optó por reutilizar temas suyos provenientes de cintas previas, práctica que no es nada inusual en su cine. Así que tenemos en toda la película el clima que Morricone imponía a clásicas películas de vaqueros que estaban a punto de reventarse a tiros en la taberna, aplicada aquí a la Segunda Guerra Mundial.
Otro “préstamo” proveniente de la música pop que no pasa nada desapercibida es “Cat people (putting on fire)” de David Bowie. La canción fue compuesta para el film “Cat people” (1982) donde Tarantino la escuchó y no le agradó que fuera desperdiciada como acompañamiento de los créditos finales. “Pensé: si tuviera esta canción, construiría para ella una escena de veinte minutos”, dijo en una entrevista. Y así lo hizo. La canción calza perfectamente con el momento en que Shosanna se maquilla para la función de cine en la que ejecutará su venganza con fuego. El tema fue tocado durante el rodaje de la escena para que todo el personal capte la onda.
“Colder than the moon /It's been so long/ And I've been putting out fire”, canta el viejo Bowie.
Por: Andrés Mego
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