En los inicios del cinematógrafo, los lugares donde se realizaban las proyecciones eran casetas de feria. Publicitado como un espectáculo ferial ambulante, parece lógico que fuese en ese entorno donde encontrase a sus mejores aliados. En la primera proyección de los hermanos Lumière, se encontraban de espectadores algunos empresarios de este sector feriante, que esperaban proporcionar a sus respectivos públicos, nuevas formas de divertimento. Uno de esos hombres fue Georges Meliès, un mago que poseía una sala propia de espectáculos.

Él descubrió en este nuevo invento grandes posibilidades para hacer llegar sus dotes artísticas a un público más amplio y con ello obtener grandes beneficios, aunque tal vez nunca se imaginó, que su decisión de apostar por este nuevo prodigio, le supondría el pasaporte a la inmortalidad. Georges Meliès está considerado como el padre de las películas de ficción. Con su ingenio y fantasía, sumado a un buen número de efectos especiales, será el iniciador del denominado cine de ficción. Fue pionero en la utilización de decorados en sus obras. Su activa mente le llevó a inventar procesos cada vez mas complicados para impresionar al público de sus obras. Traspasó rápidamente la frontera de su país y sus obras se comenzaron a proyectar a nivel mundial. Una película de Meliès se caracteriza por la continua realización de trucos delante de la cámara. Su antigua faceta de mago le influyó y le ayudó al mismo tiempo, a consolidarse dentro de la nueva industria naciente. Llegó a convertirse en uno de los personajes más influyentes de este creciente negocio y construyó los primeros estudios de cine europeos.

Dirigió más de 500 películas. Una la más representativas es "Viaje a la Luna", de 1902

A pesar de su espiritu pionero, las producciones de Meliès no pudieron adaptarse a la industria, que cambió rápidamente, y conllevó a que la pobreza marcara el final de Meliès quien falleció de cáncer el 21 de enero de 1938.